UN DÍA NORMAL
Un día nublado y triste
un tanto oscuro
me encontré como siempre
con su magistral sonrisa
y de sus gruesos labios
vocifera una bendición.
Ella y su cabellera larga
con su corta estatura
que no aparenta su inteligencia
oculta en medio de su locura;
con su hermosa voz
que siempre dispuesta está para cantar.
Dormimos juntos
caminamos lejos uno al lado del otro.
Nos gritamos y jugamos
con la luna y las estrellas
cada noche nos extrañamos.
Distante estamos pero no nos olvidamos.
Ojalá continúe cada día
con su jovialidad
estudiando y estirando sus extremidades
y algún día la vea graduándose
o en una olimpiada participando
o tan sólo en un estadio cantando.
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